Un falso Evangelio crea falsos discípulos de Jesús. Un falso Evangelio no salva, no justifica, no regenera. Sólo cauteriza una conciencia sin arrepentimiento, sin lágrimas, sin cambios. Un Falso Evangelio llena las iglesias de falsos cristianos que nunca nacieron de nuevo y que por lo tanto continúan en chismes, juicios, pecados sexuales, codicia, ninguna motivación por buscar a Dios, por leer la Biblia. No hay fruto, no hay evidencia de salvación porque nunca hubo un entendimiento de que significa que somos pecadores, y de que Cristo tuvo que morir por el pecado. Se nos predica sobre el amor de Dios y es cierto que Dios ama, pero el Espíritu Santo de Dios vino a convencer de Pecado, de la Justicia de Dios y del Juicio. Las cosas de las que no se suelen mencionar en las predicaciones o en el Evangeliamo moderno y adulterado. Sólo Dios salva, sólo Dios declara salvada a una persona y es un completo milagro que no podemos reproducir. Podemos guiar a la gente a reconocer que han pecado, que serán juzgados, que están condenados y que Cristo desea perdonarles, pero si son salvados o no, se verá en un cambio radical, en un deseo de no volver a ofender a Dios, en un deseo de congregarse. Eso no lo veremos en una oración repetida. La salvación se demuestra perseverando hasta el final no en un momento emocional. Predicadores, ¡Cuidado con confundir, con guiar erróneamente! Hablemos el Evangelio que salva, pero salva a quien se arrepiente, a quien no se arrepiente, sólo hay condenación. No tratemos de ganar aplausos, ni números. Se trata de gente. Se trata de Dios y su Evangelio, no el nuestro.
Rafa Boix
Esperanza Presente 