AVIVA TU OBRA OH DIOS

INTRODUCCIÓN

Habacuc 3:1-2 Oración del profeta Habacuc, sobre Sigionot. 2 Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí.  Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la misericordia.  

¿Qué debería llevarnos a orar como lo hizo Habacuc? ¿Qué debería llevanos a pedir a Dios que avive su obra en medio de los tiempos en los que vivimos?

¿Qué llevó a Habacuc a pedir este avivamiento?

Habacuc estaba viviendo en tiempos de decadencia espiritual donde la Ley de Dios no estaba siendo respetada ni temida. Había violencia, maldad en el corazón de Judá. Los profetas profetizaban por dinero, los sacerdotes también estaban adulterados y no velaban por que se guardasen los mandamientos de Dios. Había idolatría en el corazón de Judá.

Toda esta decadencia espiritual lleva a Habacuc a pronunciar dos quejas a Dios:

  • La primera queja es: ¿Cómo puedes permitir tanta maldad en tu pueblo? Robaban, adulteraban, fornicaban, idolatraban, buscaban el deleite, el dinero, pero Dios parecía inmutarse ante tanto pecado dentro de su pueblo, y el profeta se queja.

¿Por qué no haces algo? ¿Acaso no te importa que tu pueblo peque de esa manera?

Dios responde: (1:5) y le dice que va a castigar a su pueblo y va a usar a los Caldeos (Babilonia). Los Caldeos son descritos por Dios como gente cruel, violenta (1:6). Habían conquistado a Asiria y Egipto y se habían convertido en la potencia mundial.

Traerían muerte sin compasión, quemarían la ciudad, arrasarían con todo. Y eso le lleva a Habacuc a pronunciar su segunda queja.

  • La segunda queja de Habacuc es: ¿Por qué vas a enviar a los Caldeos? El pecado de Judá es grande, pero los Caldeos eran mucho peores. Primero Habacuc se queja de que Dios no hace nada con el pecado de su pueblo. Segundo Habacuc se queja de que Dios ha decidido castigarlo por medio de los Caldeos y teme que no quede nadie con vida.

Así que después de quejarse por segunda vez, Habacuc espera una respuesta de Dios (Habacuc 2:1)

La respuesta de Dios no tarda en llegar y le dice: Después de castigar a mi pueblo, voy a castigar también duramente a los Caldeos y libraré a mi pueblo de la opresión.

Y es ahí donde escribe Habacuc 2:3 Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará.

El pueblo de Judá sería castigado duramente, pasarían años de opresión, de castigo, de ser purificados en horno de fuego, pero la visión escrita de que Dios los libraría y los sacaría en victoria les daría esperanza cada vez que la leyeran.

Y es en ese contexto, de pecado, de decadencia, de juicio sobre el pueblo de Judá que Habacuc ora: Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí.  Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la misericordia.  Habacur 3:2

¿Qué debería llevarnos a nosotros a clamar como lo hizo Habacuc? ¿Deberíamos orar pidiendo que Dios avive su obra en medio de nuestros tiempos? ¿Son los tiempos que estamos viviendo similares a los de Habacuc?

I. NECESITAMOS SER AVIVADOS

Sin duda alguna, vivimos en los peores tiempos de decadencia espiritual que la iglesia ha vivido. Tiempos donde es difícil ser un creyente comprometido con la Palabra, con la sana doctrina, con la santidad, comprometidos con el servicio, el liderazgo.

Hoy más que nunca los valores morales de la Palabra de Dios están siendo amenazados, rechazados, adulterados y perseguidos por todos los medios posibles.

El pecado es tan abundante dentro y fuera de la iglesia que cada vez más creyentes lo están normalizando.

Como en los tiempos de Habacuc vivimos en una decadencia espiritual cada vez peor, una espiral diabólica, mundana y mortal como la descrita en Romanos 1:18-32

Un pueblo que dice haber conocido a Dios pero que no le han glorificado (Ro 1:21) en sus relaciones familiares, fraternales, sexuales. Dicen conocer a Dios pero no le glorifican con su dinero, en sus empleos, en su honestidad, en la honra a sus padres o líderes espirituales.

Tanto pecado sólo puede revelar la ira de Dios, su juicio contra la impiedad (Ro 1:18).

Nos excusamos para pecar, para fornicar, para adulterar, para robar, mentir y para criticar diciendo que es para que se ore. Pero Ro 1:20 nos dice que no tenemos excusa.

El propósito de la Iglesia en la tierra es doble según vemos en Jn 17:4 y 6

  • Anunciar el Evangelio
  • Glorificar a Dios en la tierra

Pero la iglesia ha dejado de hacer ambas cosas

Y el resultado de todo ese pecado lo vemos en el Ro 1:24: Dios nos ama hasta el punto de enviar a Cristo a morir por nosotros, pero como la gente persiste en pecar con conocimiento de ello, los entrega al pecado de su propio corazón, los deja sin intervenir, deja que el pecado haga su obra en ellos. Y el pecado comienza a producir sus propias consecuencias.

Por eso, este mensaje es para nosotros, para la Iglesia del Siglo XXI. Necesitamos clamar como Habacuc, “Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos.”Hab 3:2

Hoy más que nunca el diablo a modo de serpiente ha susurrado a nuestros oídos: ¿Conque Dios os ha dicho…? Gn 3:1.

Hemos creído las palabras de la serpiente y hemos dado rienda suelta a nuestro perverso corazón. ¿Qué nos lleva a pecar tan deliberadamente sin ningún tipo de temor a Dios?

Hemos escuchado a la serpiente decirnos: “No moriréis…” Así que…

  • Murmuramos y criticamos a las autoridades que Dios puso, porque Dios no hace nada, no hay ninguna consecuencia.

¡¡Necesitamos ser avivados!! Oh Jehová, aviva tu obra…

  • Practicamos la fornicación teniendo relaciones sexuales sin casarnos o decidimos vivir juntos sin formalizar el matrimonio, porque es lo más fácil y cómodo y a Dios no parece importarle porque seguimos prosperando.

¡¡Necesitamos ser avivados!! Oh Jehová, aviva tu obra…

  • Mentimos, somos avaros a la hora de dar para el Señor, disfrazamos el pecado para que no sea tan horrible y no sentir tanta culpa, pero Dios igualmente nos ama y nos bendice y el mundo está gritando que eso es normalque no debemos ser tan anticuados.

Todo esto nos hace convencernos que hoy más que nunca: ¡¡Necesitamos ser avivados por el Espíritu de Dios!! Nos unimos al clamor de Habacuc: “Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos.”

Son tiempos difíciles para ser santos, puros y sin mancha ¡¡pero es la única clase de Iglesia a la que Cristo vendrá a buscar!! (Ef 5:27)

Son tiempos de decadencia espiritual y moral.

Estamos experimentando lo que profetizó el apóstol Pablo hablando a Timoteo: El Espíritu dice claramente que, en los últimos tiempos, algunos abandonarán la fe para seguir a inspiraciones engañosas y doctrinas diabólicas. 1Ti 4:1

No pierdas esto de vista: cuando se acerque el fin llegarán momentos difíciles. 2 Los que vivan entonces se volverán egoístas, avaros, fanfarrones, soberbios, calumniadores, rebeldes a sus padres, desagradecidos, sacrílegos. 3 Serán duros de corazón, desleales, difamadores, disolutos, inhumanos, malévolos, 4 traidores, temerarios y engreídos; buscarán su propio placer en lugar de buscar a Dios 5 y querrán aparentar una vida piadosa cuya autenticidad quedará desmentida por su conducta. ¡Apártate de esa clase de gente! 2Ti 3:1-5

Cuando Habacuc está clamando: Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, está usando la palabra: kjaiá y es una palabra usada para:

  •  pedir que se preserve la vida (Gn 6:19)
  • Es una palabra usada para pedir que se vivifique o reavive (Is 57:15)
  • Es una palabra usada para pedir que Dios de vida (Gn 45:7)

Oh Jehová, aviva, preserva la vida de tu iglesia, trae vida a tu iglesia moribunda. Conserva la vida de tu iglesia, no permitas que tu iglesia muera espiritualmente. No permitas que la iglesia sucumba ante el pecado, ante la depravación del mundo.

Oh Jehová, preserva la vida espiritual de nuestros hijos, de los jóvenes, de las parejas, de los matrimonios, de los líderes espirituales.

Oh Jehová, revive tu obra, revive tu iglesia.

  • En Gn 50:20 se usa esta palabra para hablar de mantener en vida.

La paga del pecado es muerte (Ro 6:23) y es exactamente lo que el pecado se está cobrando: la muerte de la oración en la Iglesia, la muerte del apetito por la lectura y el estudio bíblico, la muerte del respeto, la honra, el compromiso.

Necesitamos más que nunca un cambio, un volvernos a Dios, un avivamiento del Espíritu Santo.

¡¡Necesitamos ser avivados!!

Oh Dios ante tanto pecado, tanta depravación, tanta tibieza espiritual… Aviva tu obra, vivifica el corazón de quienes te buscan, de quienes quieren agradarte, de quienes quieren glorificarte.

II. PODEMOS SER AVIVADOS

Si “Avivar” según el término hebreo es “vivificar, dar vida, preservar la vida”, entonces Iglesia, no sólo necesitamos ser avivados, sino que ¡¡Podemos ser avivados!!

Podemos ser avivados si buscamos a Dios porque Dios dice: Buscadme y viviréis (Amós 5:4); Buscad lo bueno, y no lo malo, para que viváis; porque así Jehová Dios de los ejércitos estará con vosotros, como decís (Amós 5:14)

Podemos ser avivados si buscamos a Cristo, si decidimos seguirle sin mirar atrás porque Cristo dijo: Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10:10) Esto es ser avivados.

Podemos ser avivados si buscamos al Espíritu Santo porque Cristo prometió: De nuestro interior correrán Ríos de Agua Viva (Jn 7:37) No sólo lo necesitamos, ¡¡podemos ser avivados!!

No te conformes con el pecado, con lo que la serpiente te ha hecho creer. No es la voluntad de Dios que experimentemos la consecuencia del pecado, el juicio de Dios.

Pero si persistimos en pecar, habrá muerte, llanto, dolor, ruptura. El pecado trae desgracia, depresión, angustia.

Pero hoy ¡¡Podemos ser avivados, revividos, vivificados!!

Podemos ser avivados si hemos pecado, porque la Palabra de Dios promete: Si confesamos nuestros pecados, Él es Fiel y Justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad (1Jn 1:9)

El pecado destruyó, pero Cristo nos dice que hoy podemos ser avivados porque la Palabra de Dios promete: Me buscarán y me hallarán, porque me buscarán de todo vuestro corazón (Jer 29:13)

Podemos ser avivados porque Cristo prometió que “el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.” (Jn 4:14) 

Podemos ser avivados aun cuando el pecado nos pasó factura porque la Palabra de Dios promete: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados. (Is 57:15)

Para vivificar (kjaiá), la misma palabra usada por Habacuc: avivar, vivificar, preservar, reanimar, revivir, resucitar…

Podemos ser avivados, revividos, encendidos de nuevo. Dios puede y quiere avivar tu vida, tu corazón, tu apetito por Dios, por su Palabra, por la Santidad.

Muchos han perdido lo que antes eran o hacían, pero ¡¡Puedes ser avivado de nuevo!!

El primer amor puede volver a ser avivado, la pasión por Dios, por las almas, por la lectura Bíblica, por el compromiso. La historia ha demostrado que en tiempos de profunda decadencia, hay personas que pueden ser avivadas, la Iglesia puede ser avivada.

En los tiempos de Wesley, Spurgeon, Moody, Charles Finney, Evan Roberts, David Brainerd, Johnatan Edwards, y algunos más recientes como Duncan Campbell en 1949, la Iglesia estaba pasando por periodos de decadencia espiritual y Dios usó a estos hombres para avivar, vivificar el corazón de su iglesia y llevarla a la santidad, a la pasión por el Evangelio.

Cientos de personas, miles, eran convencidos de pecado por el Espíritu Santo, llevados a orar en todo lugar, en las iglesias, en los hogares, en las calles. La Iglesia en estos tiempos y por estos hombres y mujeres fue avivada, sacada del anonimato para llegar a ser el lugar donde miles iban en busca de esperanza, de salvación, de sanidad y liberación.

En medio de tu situación: ¡¡Dios puede avivarte!! Si perdiste el apetito por Dios, si estás en una situación de pecado ¡¡Dios puede darte vida de nuevo, vivificarte!!

Si estás en un pozo del cual no puedes salir: ¡¡Dios puede, quiere avivarte!!

Cristo lo hizo con Pedro después de negarle tres veces y con el resto de los discípulos. Los restauró, derramó sobre ellos el Espíritu Santo y se convirtieron en una amenaza para el diablo.

Dios puede restaurarte, aún estás a tiempo. Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos…

III. ¿QUEREMOS SER AVIVADOS?

Necesitamos ser avivados – Podemos ser avivados – pero la pregunta es: ¿Queremos ser avivados?

¿Estamos dispuestos a buscar a Dios? ¿Estamos dispuestos a abandonar el pecado? ¿Estamos dispuestos a tomar decisiones?

Pablo le dijo a Timoteo: te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti (2Ti 1:6) Pero es un consejo y quizá algunos lo rechacen porque no quieren pagar el precio, porque prefieren el pecado y sus consecuencias.

El consejo es “aviva el fuego del don” la pregunta es “¿Queremos ser avivados?”

Para eso necesitamos dejar de escuchar a la serpiente poniendo en duda la Palabra de Dios. Nuestra 1ª Doctrina Fundamental dice que la Biblia es la regla infalible y autoritaria de fe y conducta (2 Timoteo 3:15-17; 1 Tesalonicenses 2:13; 2 Pedro 1:21).

Nuestra norma de conducta no es este mundo, no es lo que la gente diga o haga. Ni siquiera lo que las leyes dicten si están en contradicción con lo que Dios dice.

¿Queremos ser avivados? Porque eso significa aceptar la disciplina de Dios.

¿Queremos ser avivados? Porque eso significa que debemos hacer morir en nosotros todo lo terrenal, la fornicación, la impureza, las pasiones desordenadas, los malos deseos, la avaricia, la ira, el enojo, la malicia, la blasfemia, las palabras deshonestas, la mentira… Col 3:5-8

¿Queremos ser avivados? Porque eso significa dejar a Dios que ponga orden en nuestra vida, en nuestras conversaciones, en lo que vemos, oímos. Dejar que Dios ponga orden en el Hogar, en las prioridades.

CONCLUSIÓN

Sin ninguna duda, hoy más que nunca ¡¡Necesitamos que Dios avive su obra, que Dios avive su Iglesia, que traiga vida espiritual!!

Sin ninguna duda, Dios quiere y ¡¡podemos ser avivados!! Si buscamos a Cristo, al Espíritu Santo, si nos comprometemos con su Palabra, con su Cuerpo que es la Iglesia.

Pero la pregunta que debemos hacernos es ¿Queremos ser avivados? ¿Encendidos por el Espíritu Santo? Porque el fuego viene a purificar, quemar, limpiar.

Deut 30:15 Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; 

Deut 30:19 A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; 20  amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días

Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, en la ira, acuérdate de la misericordia. Hab 3:2

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