NO PUEDES FALSIFICAR LA CONVERSIÓN

INTRODUCCIÓN

2 Corintios 3:16-18

El apóstol Pablo está haciendo referencia a Éxodo 34:29-35 para destacar el contraste entre el Nuevo y el Antiguo Pacto y demostrar que el Nuevo Pacto a través de Cristo es superior, mejor que el Antiguo que se basaba en la Ley. Los versos 7-11 nos hablan de la gloria que se manifestó cuando Dios le dio la Ley al pueblo a través de Moisés. Aquella gloria se reflejaba en el rostro de Moisés y provocó que los israelitas temieran.

Pablo está reconociendo que el Antiguo Pacto estaba acompañado de gloria, pero reconoce que el Nuevo Pacto tiene una mayor gloria.

Los versos 12-18 Pablo nos cuenta como Moisés cubría su rostro con un velo cuando descendía de haber estado hablando con Dios. Hace referencia a ese velo para destacar el velo que cubría las mentes de muchos judíos que no comprendían como la Ley realmente les llevaba a Cristo.

Pablo comenta que los creyentes en Cristo, aquellos que han entregado su vida a Cristo, ya no tienen un velo en sus mentes que les impida ver la Gloria del Nuevo Pacto. Y por lo tanto, con la cara descubierta, sin velo, como Moisés, contemplan la gloria del Señor y esa gloria los va transformando de gloria en gloria.

CUANDO SE CONVIERTAN…

2Co 3:16 Pero cuando se conviertan al Señor…

Lamentablemente vivimos en tiempos donde el Evangelio ha sido adulterado, diluido para que sea más fácil de recibir, para que más personas asistan a las Iglesias, para tener una mayor contabilidad de personas los domingos.

Vivimos en la era de la falsificación, todo se falsifica. El dinero, los billetes, monedas, cuadros, escrituras, firmas, marcas, etc. De la misma manera muchos andan falsificando la salvación. Repite detrás de mí… y ¡pum! ¡Ya eres salvo! Pasó a un altar… ¡Pum! ¡Ya es salvo!

Podemos hacer  cualquier cosa con tal de que las personas vengan a la iglesia, o incluso se acerquen al altar, pero lo que realmente debemos entender es:

– Que si no has recibido a Cristo según Rom 3:23 estás separado de Dios por el pecado;

Ro 6:23 puedes venir a la iglesia, puedes participar de cada una de las actividades, e incluso cantar las canciones o repetir las oraciones, físicamente pareces estar participando, pero espiritualmente estás muerto, separado de Dios, sin vida, sin posibilidad de tener comunión con Dios. Y como todo lo muerto, la tendencia es degradarse, descomponerse poco a poco.

Lo que realmente necesitas es CONVERTIRTE AL SEÑOR: Necesitas revertir ese proceso de muerte, necesitas volverte al Señor. Abandonar el pecado que te está separando de Dios y te está destruyendo. Necesitas ser Regenerado, nacer de nuevo tal y como Jesús le decía a Nicodemo (Jn 3:5-8). Y esto es algo que ningún hombre, sea pastor, evangelista, profeta o apóstol puede hacer. No importa cuán ungido sea el predicador, la salvación, la conversión sólo la puede hacer el Espíritu Santo.

Sin Cristo, tu corazón está lleno de pecados que te separan de Dios. Dios no puede tener comunión contigo porque Él es Santo y tu pecado le separa de ti.

Cuando el Espíritu Santo te convence de que eres pecador, de que estás muerto espiritualmente, de que estás separado de Dios y no puedes hacer nada por ti mismo para cambiar eso y te convence de que Cristo es el único que puede salvarte, entonces acudes a Cristo y 1 Jn 1:9 dice que si confesamos nuestros pecados, Él nos perdona y nos limpia.

Entonces, al estar limpio del pecado, el Espíritu de Dios viene a vivir dentro de ti y eres Regenerado, comienzas a vivir espiritualmente, comienzas a tener comunión con Dios Padre, con Cristo y con el Espíritu Santo.

Convertirse es un milagro que sólo Dios hace, como clamaba el profeta: Conviértenos a ti y nos convertiremos. (Lam 5:21). Y Pablo está diciendo: Pero cuando se conviertan… cuando se conviertan…

No hay ningún papel, ningún certificado que avale que hemos sido salvos. Ningún diploma que podamos poner en la pared o tener en la cartera y podamos mostrar con ello que hemos sido salvados.

La salvación es por fe, por la fe en Cristo, en su sacrificio, en su Obra, en su Palabra.  

Pero la salvación, aunque es por fe, es mucho más que todo esto Si verdaderamente ha habido una conversión, ocurrirán tres cosas en la vida de la persona según vemos en los versos 16 al 18:

EL VELO ES QUITADO

ES HECHO LIBRE

ES TRANSFORMADO DE GLORIA EN GLORIA

EL VELO ES QUITADO

2Co 3:16 Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará.

La Biblia dice: Cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará.

EL VELO

Káluma: cubierta, velo.

Hace referencia al velo que Moisés se ponía en su rostro para que los Israelitas no pudieran ver. Así que la idea de este velo es la de algo que impide ver más allá.

Definición de Velo: Cosa delgada o ligera que cubre e impide ver otra con nitidez o claridad.

  • Un velo era lo que cubría la mente y el corazón de los israelitas impidiéndoles ver el propósito de la Ley.
  • Un velo era lo que cubría el corazón de los fariseos, saduceos y resto de los judíos en tiempos de Jesús y de Pablo y que les impedía ver que el fin de la Ley es Cristo.
  • Un velo es lo que cubría tu corazón y el mío y éramos incapaces de ver que para ir al cielo necesitábamos a Cristo.

Tenían algo que les cegaba, que les impedía ver más allá, que les impedía ver con nitidez, con claridad.

Es lo que la Biblia llama argumentos: Razonamientos que demuestran, refutan o justifican algo.

Los judíos tenían sus argumentos para no creer en Cristo, y cada persona tiene los suyos.

  • Algunos por la vida que han llevado
  • Otros por las enseñanzas recibidas
  • Todos nacemos con ese velo que nos impide ver la Gloria de Dios. La Biblia llama a ese velo pecado y es lo que nos separa de Dios, lo que nos impide ver a Cristo y ser salvados (Ro 6:23).

Así que la pregunta no es si hiciste una oración, si pasaste a un altar, o si alguien te habló del Evangelio, o si asistes a una iglesia. La pregunta es: ¿Puedes ver a Cristo? ¿Eres capaz de ver que sin Cristo no puedes ir al Cielo por muy bueno que seas?

2Co 3:16 Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará.

No sólo puedes ver a Cristo, también puedes ver tu pecado, lo que te separa de Dios, lo que contrista al Espíritu Santo.

2Co 3:16 Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará.

Cuando esto ocurre, comienzas a ver. Ves que tu vida NO te pertenece, ves que tus hijos realmente NO son tuyos. Ves que todo cuanto tienes le pertenece a Él. Tu tiempo, tu vida, tu dinero, tu familia, tu auto, tu casa. Te conviertes al Señor, y el velo es quitado, y comienzas a ver todo diferente.

¿Puedes decir como el ciego que Jesús sanó en Juan 9:25 “una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo.”?

Si verdaderamente ha habido una conversión en ti, en mí, EL VELO HA SIDO QUITADO. Ahora eres capaz de ver que sin Cristo estamos perdidos, sin Cristo estamos muertos, sin Cristo estamos condenados.

Si verdaderamente ha habido una conversión no somos capaces de vernos sin Cristo. Algo ha ocurrido, ahora veo mi pecado, veo mi estado, veo mi necesidad, veo la necesidad de otros, veo que Cristo es el Único Camino, la Única Verdad y la Única Vida.

Nadie tiene que convencerte de venir a la Iglesia, porque ahora VES por ti mismo que es una necesidad, que es lo que Cristo quiere para mí, porque el Velo ha sido quitado, ahora ves por ti mismo.

Nadie tiene que convencerte para que perdones, para que dejes el pecado, lo que contrista al E.S., lo que divide a la Iglesia, porque ahora VES por ti mismo, porque el Velo ha sido quitado.

No recibes una certificado escrito de que has sido salvado, pero sí recibes en un interior una certeza dada por el Espíritu Santo de que ahora, eres un hijo/a de Dios, algo ha ocurrido, y eres capaz de ver (Romanos 8:16).

2Co 3:16 Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará. 17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. 

RECIBES LIBERTAD

El pecado, puso un velo en nuestros ojos, en nuestro entendimiento para que no pudiéramos ver que andábamos en oscuridad como expresa 2 Co 4:4 el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.

El pecado también puso unas cadenas en nuestros pies, nuestras manos, en nuestra mente y nos llevó a la condición de esclavitud.

2 Pedro 2:19 dice que somos esclavos de aquello que nos ha vencido, que nos vence.

Éramos esclavos del pecado, de la mentira, del vicio, de la pornografía, del dinero, de la idolatría, el temor, etc.

La esclavitud se define como: Que carece de libertad y derechos propios por estar sometido de manera absoluta a la voluntad y el dominio de otra persona que es su dueña y que puede comprarlo o venderlo como si fuera una mercancía.

Que está dominado por una pasión o por un vicio que necesita para vivir o para sentirse bien.

2 Co 3:16 Pero cuando se conviertan… Cuando venimos a Cristo, vemos nuestro pecado y eso nos hace confesarlo, arrepentirnos. Comenzamos a pedir perdón por lo que antes era normal para nosotros. Pedimos ser salvados y Cristo viene.

Cuando Cristo nos salva, somos limpiados del pecado y al estar limpios, el Espíritu Santo viene a vivir dentro de nosotros, y es ahí donde se cumple la Escritura en 2 Co 3:17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.

En la conversión las cadenas comienzan a ser rotas, el yugo que nos oprimía comienza a romperse hasta hacernos libres por completo.

Juan 8:32 Y conocerán la Verdad, y la Verdad los hará libres.

Primero somos capaces de ver la Verdad, de conocerla, después esa Verdad nos libera.

Wiersbe: Esta libertad no es licencia; es libertad del temor, del pecado, del mundo y de las prácticas religiosas legalistas. Todo cristiano es como Moisés: con un rostro sin velo podemos entrar a la presencia de Dios y disfrutar de su gloria. Sí, ¡recibir esa gloria y llegar a ser más como Cristo!

Muchas veces hemos citado este texto: Donde está el Espíritu del Señor hay libertad… para justificar ciertas prácticas cristianas, pero no es lo que está tratando de decir.

Donde está el Espíritu del Señor… ¿Dónde está el Espíritu del Señor en tu vida? ¿Está en ti, dentro de ti, en tu corazón, en tus pensamientos? Entonces allí hay libertad.

Cuando se le da lugar, Él trae libertad. Cuando le entregamos nuestra vida, Él produce libertad, orden, limpieza, santidad.

Invite al Espíritu Santo a su vida y El traerá libertad. Invítelo a su casa, a su familia y Él traerá libertad. Ponga al Espíritu Santo en sus pensamientos y Él traerá libertad de la opresión, de la depresión, de la tristeza…

Es cierto que estamos en un proceso que dura toda la vida, pero hay pecados que ya hace tiempo deberías haber abandonado, si es que te has convertido al Señor, si el velo que te impedía ver te fue quitado, si es que has sido hecho libre.

Rom 8:9-10 Pero ustedes no viven según las intenciones de la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios habita en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. 10 Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está en verdad muerto a causa del pecado, pero el espíritu vive a causa de la justicia.  

Juan 8:34  —Ciertamente les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado.

Esta era nuestra condición antes de convertirnos a Cristo.

Juan 8:36 Así que si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres.

Pero Cristo hizo algo en nosotros, nos salvó, nos libertó, abrió nuestros ojos. ¿Cómo puedo permanecer en esclavitud habiendo conocido a Cristo?

Si tienes a Cristo, eres libre.

2Co 3:16 Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará. 17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. 18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. 

SOMOS TRANSFORMADOS DE GLORIA EN GLORIA

Todo comienza en una verdadera conversión…

  • El velo que nos impedía ver es quitado y comenzamos a verlo todo diferente, la vida, la familia, el tiempo, el dinero, las amistades y por supuesto el pecado.
  • El Espíritu viene a nosotros y como resultado somos liberados de las cadenas, de las maneras erróneas de pensar, de actitudes, de vicios, temores, etc.

Y es aquí cuando ocurre un POR TANTO… Es el resultado de lo anterior, el fruto, la evidencia de que realmente ha habido una conversión, de que el velo ha sido quitado y la persona ha sido liberada del pecado y de su antigua manera de pensar.

2Co 3:18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. 

Ya no hay velo que nos impida ver, ahora vemos a cara descubierta la gloria del Señor.

NTV: Así que, todos nosotros, a quienes nos ha sido quitado el velo, podemos ver y reflejar la gloria del Señor.

Mirando a cara descubierta: anakalúpto: desvelar, descorrer el velo.

Comenzamos a ver la gloria del Señor: la dóxa

  • Lc 2:9 es la misma gloria que vieron los pastores cuando se les anunció el nacimiento de Jesús.
  • Lc 9:31 es la misma gloria que vieron los apóstoles en el monte de la transfiguración.
  • Jn 1:14 es la misma gloria que vio Juan al ver aparecer al Cordero de Dios
  • Jn 17:22 es la misma gloria que Jesús nos entrega, aquella que Él mismo recibió del Padre.

El apóstol Pablo como un testigo directo, respaldando sus palabras con su propia experiencia nos está alentando: 2Co 3:16 Pero cuando se conviertan al Señor…

  1. El velo es quitado
  2. Recibimos Libertad
  3. Comenzamos a ver su Gloria y esa Gloria comienza a transformarnos de gloria en gloria.

Es la misma transformación que habla Pablo a los Romanos 12:2, una metamorfosis: “Transformación que experimentan determinados animales en su desarrollo biológico y que afecta no solo a su forma sino también a sus funciones y su modo de vida.”

El sentido más preciso de la palabra, por lo tanto, hace referencia a la mutación, la evolución o el cambio de una cosa que se convierte en otra diferente.

La mayor peculiaridad de esta transformación en el gusano al convertirse en mariposa es: “Que nunca vuelve a su estado anterior, nunca vuelve a ser lo que antes era”.

MacArthur dice que es: Una transformación continua y progresiva de gloria en gloria. De un nivel de gloria a otro nivel de gloria, de un nivel de la manifestación de Cristo al siguiente. Este versículo describe el proceso de la santificación progresiva. Cuanto más crezcan los creyentes en su conocimiento íntimo de Cristo, más se revela Él en la vida de cada uno de ellos.

Mathew Henry Cuando una persona se convierte a Dios, entonces es quitado el velo de la ignorancia. La condición de los que disfrutan y creen el evangelio es feliz, porque el corazón es puesto en libertad para correr por los caminos de los mandamientos de Dios. Ellos tienen luz, y con la cara descubierta contemplan la gloria del Señor. No debemos descansar sin conocer el poder transformador del evangelio, por la obra del Espíritu, que nos lleva a buscar ser como el carácter y la tendencia del glorioso evangelio de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, y a la unión con Él.

Así como el rostro de Moisés recogió un destello de la gloria de Dios por estar en su presencia, así los creyentes son cambiados en la imagen de Cristo por verle a él.

CONCLUSIÓN

No se trata de oraciones repetidas, no se trata de cuanto asistes a la iglesia, no se trata de cuanto das para su obra, ni de cuanto sepas de la Biblia o cuantas personas ganes para El.

De lo que se trata es de si cada día que pasa ¡¡Te pareces más a Cristo!! Porque el Velo fue quitado, fuiste hecho libre, y el Espíritu Santo comenzó un proceso de transformación en tu vida cuya meta es la que Pablo menciona a los Efesios (4:13) hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;

NTV: Ese proceso continuará hasta que todos alcancemos tal unidad en nuestra fe y conocimiento del Hijo de Dios que seamos maduros en el Señor, es decir, hasta que lleguemos a la plena y completa medida de Cristo.

Y como Pablo expresa a la Iglesia de Galacia: (2:20) ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí.

Y como si de un espejo se tratara, comenzamos a reflejar en nosotros, la gloria del Señor de modo que la gente al vernos, ve a Cristo, en nosotros, la esperanza de gloria. (Col 1:27)

Deja un comentario