ESPÍRITU DE INTIMIDACIÓN (Rafa Boix)

IMG_20180927_0055012 Timoteo 1:6-7 Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. 7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 

NTV: Por esta razón, te recuerdo que avives el fuego del don espiritual que Dios te dio cuando te impuse mis manos. 7 Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez sino de poder, amor y autodisciplina.  

NVI: Por eso te recomiendo que avives la llama del don de Dios que recibiste cuando te impuse las manos. 7 Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio.

Había una buena razón para que Pablo escribiera estas palabras a Timoteo.

  1. En primer lugar, Pablo sabía que le quedaba poco tiempo. De hecho se cree que esta fue la última carta escrita por Pablo antes de morir ejecutado por Roma. Y por esa razón Pablo está alentando a Timoteo, sabiendo que ya no iba a poder estar con él en los momentos más difíciles por los que atravesara la iglesia. Ahora Timoteo, estaría sólo ante las situaciones que se presentarían.
  2. La segunda razón por la que Pablo le escribe estas palabras fue porque Pablo está preocupado por el bienestar de las iglesias ya que Nerón estaba persiguiendo a los cristianos. Por otro lado, la situación de las falsas doctrinas se agravaba cada vez más.

La misma carta en el Cap 3 nos muestra las advertencias de Pablo al joven Timoteo sobre el carácter de los hombres de aquel tiempo: Gente que sólo tendrá amor por sí misma y por su dinero; fanfarrones, orgullosos; se burlarán de Dios, serán desobedientes a sus padres y malagradecidos. No considerarán nada sagrado. No amarán ni perdonarán; calumniarán a otros y no tendrán control propio. Serán crueles y odiarán lo que es bueno.

¡¡Timoteo!! La gente con la que te encontrarás traicionará a sus amigos, serán imprudentes, se llenarán de soberbia y amarán el placer en lugar de amar a Dios. Si, Timoteo, actuarán como religiosos pero rechazarán el único poder capaz de hacerlos obedientes a Dios. ¡Aléjate de esa clase de individuos!

Serán gente que se las ingenia para meterse en las casas de otros y ganarse la confianza de mujeres vulnerables que cargan con la culpa del pecado y están dominadas por todo tipo de deseos.

Esta será la clase de personas con las que te enfrentarás Timoteo: maestros que se oponen a la verdad, que tienen la mente depravada, y una fe falsa.

Ante este panorama en el cual Pablo ya no estaría más a su lado, Timoteo tendría que lidiar sólo con el carácter de esta clase de hombres y los falsos maestros que tratarían de introducirse además de la persecución que Nerón estaba provocando, era considerable que Timoteo estuviera apocado, temeroso, intimidado por el desafío hasta el punto de dejar dormir, descuidar o abandonar el don y el llamamiento que había recibido de Dios.

Es en este duro contexto en el cual Pablo le escribe: Por lo cual te aconsejo (Por esta razón, te recuerdo NTV) que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.

  1. El consejo: Aviva el fuego del don de Dios (volver a encender)
  2. El don: facultad milagrosa, una dádiva divina: a) está en ti; b) está apagado, dormido
  3. El motivo de que esté apagado o dormido el don: a) la cercana pérdida de Pablo; b) La persecución contra la iglesia; c) el tipo de personas con las se enfrentaría Timoteo; d) los falsos maestros. Y la última razón por la que Timoteo había dejado apagar el don, lo tenía dormido, lo vemos en el V.7

Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía… la palabra gr deilía habla de timidez y a su vez viene de otra palabra (deilós) que significa pavor, ser tímido, estar amedrentado, acobardado o temeroso.

Pablo no está hablando solamente del carácter de Timoteo. Pues hay personas tímidas que cuando son tomadas por el Espíritu Santo hacen proezas, hay personas introvertidas, extrovertidas, pero no es de lo que Pablo está hablando. Fíjese que dice Dios no nos ha dado espíritu de… que nos haga estar en… cobardía, temor, pavor, timidez, etc.

Pero era el espíritu bajo el cual estaba Timoteo influenciado. ¡¡Timoteo!! el espíritu bajo el cual te encuentras no es el Espíritu que viene de Dios.

De hecho, la palabra neuma (espíritu) también es usada en el NT para hablar de demonios y espíritus inmundos.

El espíritu que describe Pablo que estaba influenciando a Timoteo a comportarse de una manera cobarde, temerosa, y que lo llevaba a amedrentarse, a intimidarse era precisamente esto, un espíritu de intimidación.

Por esta razón la NTV lo traduce como Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez” y la NVI como Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez”

La intimidación se describe como: hacer lo que otros quieren que hagas a través del miedo. La intimidación puede manifestarse como una manera de amenaza física, miradas amenazantes, manipulación emocional, abuso verbal, humillación intencional y/o verdadero maltrato físico. La intimidación puede ser empleada consciente o inconscientemente.

La intimidación provoca los mismos síntomas que Pablo estaba viendo en Timoteo: el deseo de abandonar, la sensación de soledad, el menosprecio propio, el pensamiento de que no vales, no eres lo suficiente capaz, no eres digno.

Provoca miedo a equivocarse, a la reacción de los demás, al rechazo y da como resultado el abandono del llamado, del uso del don que Dios te dio, a cuestionar todo cuanto Dios te dijo. Su influencia puede llegar a ser tan fuerte que puede provocar que no escuches la voz de Dios llevándote a la desesperación por la falta de respuestas a tu oración. Provoca la ausencia de Palabra de Dios y la falta de visión. En un extremo llega incluso a meterte en la depresión, ansiedad e incluso el deseo por la muerte.

Este espíritu de intimidación bajo el cual estaba Timoteo no era algo nuevo sino que ya había dejado su influencia en otros hombres de Dios como el sacerdote Elí, el profeta Elías, el rey David, el apóstol Pedro y sigue ejerciendo su influencia sobre hombres y mujeres aquí y en todas las iglesias provocando que hombres y mujeres que han sido llamados con un llamamiento santo, abandonen dicho llamado, abandonen sus dones y entren en un proceso de muerte emocional que los mantiene postrados sin la capacidad de alcanzar victoria. Sin sentir el respaldo de Dios, sin ver como los dones funcionan, sin ver cumplidas las palabras que Dios les habló en algún momento.

Veamos algunos ejemplos bíblicos:

  1. El sacerdote Elí:

1 Samuel 3:1 El joven Samuel ministraba a Jehová en presencia de Elí; y la palabra de Jehová escaseaba en aquellos días; no había visión con frecuencia.

NTV: en esos días los mensajes del SEÑOR eran muy escasos y las visiones eran poco comunes.

NVI: En esos tiempos no era común oír palabra del SEÑOR, ni eran frecuentes las visiones. 

Este era el contexto en el que vivía el sacerdote Elí y en el que comenzó su ministerio Samuel, pero, ¿qué estaba provocando que escaseara la Palabra de Dios? ¿Qué provocaba que no hubiera visión?

La respuesta la vemos en el v.13)Y le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque sus hijos han blasfemado a Dios, y él no los ha estorbado. 

Elí estaba siendo intimidado por sus propios hijos. Elí se sentía acobardado, temeroso, de enfrentar a sus propios hijos por la maldad que estaban cometiendo: él no los ha estorbado.

Esta palabra viene del hebreo kajá: y habla de estar débil, desalentar, ensombrecer, angustiar. Era Elí quien debía estorbar a sus hijos por su pecado ya que eran sacerdotes que ministraban a Dios y al pueblo, pero era el propio Elí quien ante la intimidación de sus hijos se sentía débil, desalentado, ensombrecido, angustiado.

Y esa falta de autoridad por parte de Elí por estar bajo un espíritu de intimidación como el que estaba Timoteo, provocaba que escaseara la Palabra de Dios y no hubiera visión con frecuencia.

Todos hemos sentido la intimidación ante personas que debíamos confrontar por algo que estaban haciendo incorrectamente y el no poder confrontar dio autoridad a esa influencia espiritual provocando en nosotros desaliento, duda, querer abandonar, hacerse a un lado.

No sólo puede ocurrir en el contexto de ministerio, sino que este espíritu ejerce su influencia en el hogar, sobre esposos cuyas mujeres (aún inconscientemente) ejercen intimidación sobres sus esposos y estos no son capaces de tomar el sacerdocio del hogar. Hijos sobre padres o aún padres sobre hijos. En el trabajo, en la escuela por parte de maestros u otros alumnos.

Te roba la capacidad, la autoridad, la identidad y te hace sentir que no vales para nada.

Este espíritu no viene de Dios. Dios no te dio este espíritu para estar en intimidación, en temor, confusión.

Dios quiere hacerte libre de esa opresión, quiere romper esas cadenas, esos pensamientos que te han mantenido estancado. Hoy es el día de tu liberación.

  • El profeta Elías

En 1 Reyes 17 vemos aparecer al profeta Elías como de la nada y lo primero que hace es profetizar que a causa del pecado de Acab y de Israel, no habrá lluvia durante tres años y medio.

En el capítulo 18 vemos a Elías enfrentarse al rey que sería el más malo de todo el reino de Israel, el rey Acab. Se atreve a acusarlo a él y a la casa de su padre de haber dejado los mandamientos de Dios y adorar a los baales.

En el mismo capítulo el mismo profeta convoca a los 850 profetas de Jezabel a los cuales se enfrenta él sólo haciendo descender fuego del cielo y decapitándolos a todos.

Seguidamente Elías vuelve a hacer que los cielos se abrieran después de tres años y medio haciendo descender la lluvia sobre Israel.

¡¡Guau!! Menudo hombre de Dios. Menuda autoridad, fe, dones que tenía Elías.

Pero en el capítulo 19 ocurre lo inimaginable: Aparece una mujer cuyo espíritu de intimidación logra anular al profeta, hacerle huir, desear la muerte y esconderse en una cueva atemorizado, lleno de autocompasión.

1 R 19:2-4 Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos. 3 Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado. 4 Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres

Los versos 5 al 8 nos muestran la presencia de ángeles que vienen a Elías a alimentarle, a fortalecerse, pero el profeta sólo quería dormir.

Después de 40 días y 40 noches caminando habiendo sido fortalecido, acabó escondiéndose en una cueva lleno de temor y autocompasión.

No era Jezabel, sino el espíritu de intimidación que operaba a través de ella el que logró afectar al profeta hasta el punto que Dios tiene que ordenarle ungir a otros para que terminen la tarea que Elías ya no podía terminar: traer juicio sobre Acab y su casa y sobre Jezabel acabando con sus vidas y con la idolatría en la que habían introducido a Israel.

Muchos aquí han sido influenciados durante tiempo por este espíritu de temor, de intimidación, de cobardía que les ha robado la autoridad, les ha hecho creer que no podían que no eran capaces, dignos.

Algunos sucumbieron a su influencia en el hogar, en el trabajo, en la escuela, en el ministerio provocando que abandonaras tu lugar de autoridad, el llamado de Dios, y haciendo dormir los dones que Dios te dio.

Hay personas que han luchado con la desesperación, que han sentido que su desierto no terminaba, el no oír la voz de Dios, el no sentir su presencia, el no recibir palabra, sueños ni visiones como antes ocurría.

  • Hay personas que recibieron un llamado acompañado de dones para la adoración y la música que podrían hacer bajar el cielo. Pero han sucumbido a esa influencia de intimidación y han optado por dejar de luchar, por vivir una vida que no es la que Dios tiene para ti.
  • Hay personas que recibieron dones de intercesión, que cada vez que tu voz se hacía oír, hacía estremecer el propio infierno. Es tiempo de volver a ser lo que Dios te llamó. Es tiempo de avivar el fuego del don, porque está en ti, sigue estando ahí y hay que despertarlo.

Es el tiempo de liberarse. Es el tiempo de levantarse. Influenciado por el temor a fracasar una vez más enterraste tu don como en la parábola de los talentos. Pero el don lo sigues teniendo, está dormido, está apagado y es tiempo de avivarlo.

El rey David siendo un muchacho mató osos y leones cuando cuidaba el rebaño de su padre. Y aunque fue ungido como el próximo rey de Israel, fue menospreciado por su padre, por sus hermanos, por el profeta, por el rey Saúl y por el mismo espíritu que actuaba a través del gigante Goliat.

  •  David pudo sucumbir ante el rechazo de su propia familia, del propio rey de Israel, pero no se dejó intimidar. No dejó que nadie determinara lo que él verdaderamente era, el llamado que había recibido de Dios.
  • 1Sa 17:32  —No te preocupes por este filisteo —le dijo David a Saúl—. ¡Yo iré a pelear contra él!  33  —¡No seas ridículo! —respondió Saúl—. ¡No hay forma de que tú puedas pelear contra ese filisteo y ganarle! Eres tan sólo un muchacho, y él ha sido un hombre de guerra desde su juventud.  34  Pero David insistió: —He estado cuidando las ovejas y las cabras de mi padre. Cuando un león o un oso vienen para robar un cordero del rebaño,  35  yo lo persigo con un palo y rescato el cordero de su boca. Si el animal me ataca, lo tomo de la quijada y lo golpeo hasta matarlo.  36  Lo he hecho con leones y con osos, y lo haré también con este filisteo pagano, ¡porque ha desafiado a los ejércitos del Dios viviente!  37  ¡El mismo SEÑOR que me rescató de las garras del león y del oso me rescatará de este filisteo!
  • 1Sa 17:41  Goliat caminaba hacia David con su escudero delante de él,  42  mirando con desdén al muchacho de mejillas sonrosadas.  43  —¿Soy acaso un perro —le rugió a David— para que vengas contra mí con un palo? Y maldijo a David en nombre de sus dioses.  44  —¡Ven aquí, y les daré tu carne a las aves y a los animales salvajes! —gritó Goliat.  45  David le respondió al filisteo: —Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo contra ti en nombre del SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, el Dios de los ejércitos de Israel, a quien tú has desafiado.  46  Hoy el SEÑOR te conquistará, y yo te mataré y te cortaré la cabeza. Y luego daré los cadáveres de tus hombres a las aves y a los animales salvajes, ¡y todo el mundo sabrá que hay un Dios en Israel!  47  Todos los que están aquí reunidos sabrán que el SEÑOR rescata a su pueblo, pero no con espada ni con lanza. ¡Esta es la batalla del SEÑOR, y los entregará a ustedes en nuestras manos!

Aquel espíritu que tenía intimidado a los escuadrones del ejército de Israel, no pudo intimidar a un muchacho que lejos de tener un espíritu de temor tenía un espíritu de poder, de fe, y valentía. Un muchacho que en todo momento supo cuál era su identidad y que no se dejó influenciar ni por la familia, ni por el rey ni por el propio enemigo.

El Espíritu Santo va a traer libertad en este día a tu vida, romperá el yugo que te tenía oprimido y volverás a ver y a sentir el Río una vez más fluir dentro de ti. Pero sólo si tú lo quieres, si estás dispuesto a creer a Dios.

Dios no te dio espíritu de cobardía, de timidez, de temor. Así que no es la voluntad de Dios que estés intimidado, temeroso, amedrentado ni cobarde. Lo que Dios te dio fue un Espíritu de poder, de amor y de dominio propio para que de una vez por todas te levantes y desafíes a ese espíritu de engaño, de muerte que te ha mantenido tanto tiempo inhabilitado.

Es tiempo de confrontar, de desafiar, de derribar y despojar de una vez por todas a todo espíritu de las tinieblas que ha estado robándote las fuerzas, la pasión, el anhelo por servir al Dios que te llamó.

Tu llamamiento y los dones son irrevocables, Dios te los dio y siguen en ti. Es tiempo de avivar, de encender de nuevo la hoguera, de dejar que el Espíritu Santo sople aliento de vida.

  • El Espíritu que has recibido, que tienes en ti, el Espíritu que te llamó, que te confirmó, que apartó desde el vientre de tu madre es un Espíritu de Poder: de dúnamis, de fuerza, de poder milagroso, de eficacia, de capacidad, de potestad.

Está en ti, sigue estando ahí, está dormido, está apagado, pero es tiempo de despertarlo, de avivarlo. Tienes el poder, tienes la capacidad, tienes algo poderoso, milagroso que hará que tomes tu lugar de una vez para no retroceder nunca más.

Hay algo que Dios puso en ti que tiene la capacidad de hacer huir ejércitos de demonios. Hay algo dentro de ti que Dios puso que tiene la capacidad de traer sanidad al corazón herido, nuevas fuerzas al que no tiene ninguna y liberación al oprimido.

Si, Dios te dio poder, dúnamis, eficacia.

  • Pero ese poder, esa eficacia poderosa viene acompañada de Espíritu de amor, de ágape, que hará que se manifieste en ti el amor de Dios. Que hará que todo cuanto hagas sea para la edificación del Cuerpo y no de tu propia vida.

Esto es muy importante porque tendrás que confrontar situaciones, personas que consciente o inconscientemente te intimidaron, robaron tu autoridad, te hicieron sentir lo que no eres y pusieron en tela de juicio lo que Dios dijo de ti. Por eso esa Capacidad, ese poder que te hará levantarte, defenderte, confrontar, irá acompañada del amor ágape, del amor de Dios porque nuestra lucha no es contra carne ni sangre.

  • Pero además del amor de Dios, esa capacidad para no dejarte intimidar más, para enfrentar tu gigante, para vencer tu intimidación, vendrá acompañada de Dominio Propio: de  sofronismós: disciplina, control de uno mismo. Viene de la raíz sófron: que habla de tener una mente sana, segura, de alguien que se domina a sí mismo.

Lo que Dios hace es darte el poder, la valentía para enfrentar tus propios miedos, tus propios fracasos y a ese espíritu que te mantuvo inhabilitado. Pero además deberás de enfrentarte a aquellos que pondrán en duda lo que Dios te dijo, lo que Dios te dio. Lo harás con valentía, con contundencia, con autoridad, pero acompañado de amor y dominio propio.

¿Estás preparado para hacer caer a ese gigante? ¿Estás preparado para volver a levantarte?

Es tiempo de avivar el don, pero antes hay que echar a ese espíritu de intimidación, hay que confrontarlo. Vamos a renunciar a su influencia, vamos a orar, pero te toca a ti mantener tu posición, tu identidad ante aquellos que influenciados por ese espíritu vengan para desafiar lo que Dios dijo de ti. Con poder, pero con amor y dominio propio.

¿Cuántos sienten que necesitan ser libres de esta intimidación?

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