EFESIOS 3:20-21

Efesios 3:20-21  Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, 21  a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén. 

 Y Aquel que es poderoso: Esta frase va en relación a la oración de Pablo por los creyentes. Después de haber pedido a Dios que:

  • Seamos fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu.
  • Que Cristo habite por la fe en nuestros corazones
  • Que seamos arraigados y cimentados en amor
  • Que seamos plenamente capaces de comprender y conocer el amor de Cristo
  • Y que seamos llenos de toda la plenitud de Dios…

Pablo ahora apela al poder de Dios, a la naturaleza poderosa e ilimitada de Dios ya que de otra manera, esta petición sería imposible de conceder.

Es lo que vendría a decir McDondald: La oración acaba con una doxología estimulante para el alma. Las anteriores peticiones han sido vastas, atrevidas y aparentemente imposibles. Pero Dios es poderoso para hacer más en relación con esto de lo que pedimos o pensamos.

De hecho, la naturaleza poderosa de Dios es traducida del gr dúnamai que significa “ser capaz o posible, tener poder, poderoso.”

De alguna manera Pablo está diciendo que comprender o conocer el amor de Cristo a tal profundidad es imposible para nosotros seres limitados, entre otras cosas porque ese amor sobrepasa todo entendimiento.  Así que apela a la naturaleza poderosa de Dios la cual es capaz de hacernos comprender y conocer tal amor. Nosotros no podemos, pero Dios es capaz, Dios lo hace posible.

McArthur: Al cumplirse las condiciones de los vv. 16-19, el poder de Dios que obra en y a través de los creyentes es ilimitado y mucho más allá de su capacidad de comprensión.

Esto es interesante porque así como la entrada a la gracia, al favor de Dios es a través de la fe y esta misma fe es dada por Dios según Ef 2:8, también el amor de Cristo es imposible de comprender y conocer pero Dios con su poder nos capacita para poder comprenderlo o conocerlo, Dios lo hace posible en nosotros.

Esto nos habla de un Dios que quiere ser conocido, encontrado, disfrutado, experimentado. Nos dice: <<Sin fe no puedes acceder a mi favor, pero yo te doy la fe necesaria para que accedas; Por ti mismo es imposible que puedas comprender mi amor, pero con mi poder te capacito.>>

Esto nos hace una vez más fijar nuestros ojos en la gracia, en Dios, en Él y no en nosotros. Para comprender su amor, para conocerlo, para recibirlo, para experimentarlo, para que habite Cristo por la fe en nuestros corazones, es necesario poner la mirada en Aquel que es poderoso y no en nuestra incapacidad, no en nuestra naturaleza, en nuestras obras.

  • Para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos:

Para hacer: Dios es el que hace todas las cosas. Él es el Hacedor. El es Poderoso para hacer. Para hacer que entendamos su amor, su gracia, se requiere de su poder. Para hacer que disfrutemos de su amor, se requiere de su poder.

Mucho más: Está utilizando una misma palabra en griego para definir esta frase: Jupér:  que habla de estar sobre, encima, más allá. Con el acusativo superior a… más que… En otros textos se jupér se traduce como sobrepasar, gran insistencia.

Superabundantemente: del griego perissós cuyo significado es sobremanera, aún más.

Así que Dios, según Pablo, Es capaz, poderoso, de hacer todas las cosas, por encima, más allá de la abundancia. Dios hace que todas las cosas sobrepasen aún más en sobremanera.

Si en alguna ocasión hemos creído que la gracia de Dios, que lo que Dios hizo con nosotros era muy grande, Él en realidad hace que sobrepase, que sobreabunde, que vaya más allá.

Por lo contrario, nuestro pensamiento continuamente nos engaña, nos hace creer que Dios no nos puede bendecir más porque no lo merecemos, porque no hemos hecho nada ni seguimos haciendo nada para merecer bendición. Esto nos recuerda al hijo pródigo: El hijo se sentía que no era digno de ser llamado hijo, pero la gracia del Padre hizo que su amor sobreabundase, fuese más allá, no solo para aceptarlo, perdonarlo, amarlo, sino para restituirlo.

Por eso debemos poner nuestra mirada no en nosotros, sino en Aquel que es Poderosos.

  • De lo que pedimos o entendemos:

Pedir: del gr aitéo  que viene a significar demandar o pedir.

Entender: del gr noiéo que nos habla de ejercer la mente, observar, comprender, captar, prestar atención, considerar.

Esto viene a confirmar lo que venimos diciendo. Dios supera, va más allá de nuestras expectativas. Pablo está pidiendo que podamos comprender el amor de Cristo que excede a todo conocimiento. Y al mismo tiempo Pablo nos expresa que Dios que es Poderoso, hace que ese conocimiento del amor de Cristo  vaya más allá, supere, sobrepase lo que él está pidiendo. No solo sea posible, comprensible, alcanzable, sino que Dios va un paso más allá, Dios hace que ese conocimento sobreabunde en nosotros.

¡¡Dios desea ser conocido!! ¡Dios desea revelarse, que le encontremos! Debemos pedir que Dios nos haga entender su gracia, su amor y Dios responde revelándonos esa gracia y ese amor mucho más allá de lo que pedimos o deseamos entender.

Lo que conocemos de Dios sea mucho o poco está basado en nuestro deseo de Él, en nuestra búsqueda, en nuestra insistencia. Tenemos que reconocer que hemos sido apáticos en esa búsqueda, que nos ha faltado el deseo, el hambre, la pasión de conocerle. Pues de otra manera, Dios ya se nos hubiera revelado en mayor medida.

  • Según el poder que actúa en nosotros:

El término griego lo diría así: Según el dúnamis, la fuerza, la eficacia, la capacidad poderosa o milagrosa que energéo actúa, que obra, que opera, que hace que sea activa o eficiente en jemin nosotros o por medio de nosotros.

Así lo traduce la NTV Y ahora, que toda la gloria sea para Dios, quien puede lograr mucho más de lo que pudiéramos pedir o incluso imaginar mediante su gran poder, que actúa en nosotros.”

La NVI lo diría así Al que puede hacer muchísimo más que todo lo que podamos imaginarnos o pedir, por el poder que obra eficazmente en nosotros,”  

McDondald en referencia a esto comenta: Los medios con los que Dios responde a la oración se dan en la expresión según el poder que actúa en nosotros. Esto se refiere al Espíritu Santo, que está constantemente obrando en nuestras vidas, buscando producir el fruto de un carácter parejo al de Cristo, reprendiéndonos por los pecados, conduciéndonos en oración, inspirándonos a la adoración y dirigiéndonos en el servicio. Cuanto más nos rindamos a Él, tanto mayor será Su efectividad en la acción de amoldarnos a Cristo.

Jamieson también comenta lo siguiente: Contrastado con nosotros y nuestras necesidades. Tradúzcase: “Que es poderoso sobre todas las cosas (porque es sobre todas las cosas) para hacer mucho más abundantemente sobre lo que pedimos o (aun) pensamos”: el pensamiento abarca aún más que las oraciones. La palabra “sobre” ocurre tres veces más a menudo en los escritos de Pablo que en todos los demás libros del Nuevo Testamento, lo cual manifiesta la cálida exuberancia del espíritu de Pablo. por la potencia que obra en nosotros—Más bien, “según la potencia”. El Espíritu que mora en nuestro espíritu como dice Rom 8:26.

A Él sea la gloria: Esta puede y debe ser la única respuesta a tal declaración anterior. Este es el propósito por el cual Dios hace todas cosas. A Él sea la dóxa, la honra, la Gloria.

Y es que ante tal demostración de su gracia, de su poder, de su amor, tal que sobrepasa nuestro entendimiento, nuestra comprensión, nuestra capacidad, no hay lugar aquí para que el hombre o la mujer pueda atribuirse ninguna Gloria. Solo a Dios sea la Gloria. Por eso Dios hace las cosas así, por eso como decía un comentarísta, Dios entrega lo mejor del cielo a lo peor de la tierra, para que a Él sea la Gloria. Por eso nos trata como no merecemos, para que a Él sea la Gloria. Por eso es gracia, para que a Él sea la Gloria.

¿Dónde debemos dar tal Gloria a Dios y cuando? Pablo lo responde con esta oración:

  • En la Iglesia: ekklesia, llamar fuera, asamblea, congregación, concurrencia.

Esto pone en tela de juicio a aquellos que dicen no necesitar congregarse pues Dios ha escogido que sea en la Iglesia, en la congregación de muchos donde Él sea glorificado. Evidentemente no se limita aquí, sino que Dios es glorificado en todo lugar y así debe ser, en el hogar, en el trabajo, en la calle, en la vida privada, pero Efesio 3:21 dice que a Él sea la Gloria en la Iglesia.

 Así como en la buena coordinación de todo el Cuerpo de Cristo (como Iglesia, como congregación) el edificio va creciendo, así también en este edificio, en la iglesia, en la congregación de los santos, Dios es glorificado por lo que hace. Cada uno de los creyentes reunidos cuenta, anuncia, proclama la gracia inmerecida recibida de Dios para Gloria de su Nombre.

Como diría Erdman, y ya ahora la iglesia debiera estar dando Gloria a su Nombre “en los servicios de alabanza, en las vidas puras de sus miembros, en su proclamación mundial del Evangelio, y en sus ministerios a la angustia y necesidad humanas”.

Jamieson dice: En la iglesia, como el campo para la manifestación de la Gloria.

  • En Cristo Jesús:

Como diría George Williams “la Gloria eternal de Dios como Dios y Padre sera hecha visible a través de todas las edades en la iglesia y en Cristo Jesús. ¡Asombrosa declaración! Cristo y la Iglesia como Un Cuerpo serán el vehículo de aquella eternal demostración.”

George Williams, The Student’s Commentary on the Holy Scriptures, pág. 925.

En Cristo Jesús porque toda esa gracia de Dios revelada por el Espiritu Santo vino por medio de Cristo como dice Juan 1:17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. Por eso Cristo es la Cabeza, por eso Cristo estamos sentados en lugares celestiales, por eso con Cristo morimos y resucitamos. Por eso en Cristo somos justificados, santificados, aceptados, amados, perdonados y redimidos.

  • Por todas las edades, por los siglos de los siglos:

Edades: geneá, generación, tiempo.

Siglos: aión, habla de tiempo antiguo, de algo eterno, de algo que es para siempre.

Así lo afirma Jamieson:

En Cristo Jesús, como la persona en quien se concentra la gloria (Zac 6:13) a todas las generaciones de edades eternas, literalmente de la edad de las edades. Se concibe que la eternidad está compuesta de edades las cuales a su vez se componen de generaciones que se suceden unas a otras sin tener fin. Jamieson

 

 

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