CLAUDICAMOS

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Claudicar: Ceder, rendirse o renunciar, generalmente a causa de una presión externa. Dejar de mantener una convicción o una norma de conducta personal.
El verbo claudicar que significa vacilar y perder fuerza frente a un contrario y acabar cediendo ante él, viene del latín claudicare (propiamente cojear, vacilar, decaer y perder fuerza o firmeza). Se deriva del adjetivo Claudus (cojo, vacilante al andar).

Acab: Séptimo rey de Israel, que sucedió a su padre Omri en el año 918 a.C. y reinó veintidós años. 1 Reyes 16:31 dice que anduvo en los pecados de Jeroboam.

El pecado de Jeroboam: Tras dividirse el Reino, Roboam reinó en Jerusalén y Jeroboam en Israel. Jeroboam puso un becerro de oro en Bet-el y otro en Dan para que el pueblo no fuese a Jerusalén a Adorar por miedo de que el pueblo se fuese con Roboam. Además proclamó que esos becerros puestos en lugares altos eran el dios que sacó a Israel de Egipto (1 R 12:26).

Acab, para empeorar el asunto, se casó con Jezabel, hija de Ed-Baal, rey de Tiro, mujer ambiciosa e idólatra, por cuya influencia fue introducido en Israel el culto de Baal y Astoret. Acab erigió en Samaria un templo a Baal, persiguió a los profetas de Dios, y se dice en la Biblia que hizo más para provocar al Señor a ira que todos los reyes anteriores a él. A causa de esta apostasía Dios castigó a Israel con tres años de sequía y hambre, hasta que el profeta Elías desafió y eliminó a los profetas de Baal en el monte Carmelo.
En este contexto Israel adoraba a los becerros de oro puestos por Jeroboam, a Baal y a Astoret, además de seguir adorando a Dios y es cuando Elías decide convocar al pueblo, y a los profetas de Baal en el monte Carmelo tal como dice 1 Reyes 18:20-21
Entonces Acab convocó a todos los hijos de Israel, y reunió a los profetas en el monte Carmelo. Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra.
NTV: «¿Hasta cuándo seguirán indecisos, titubeando entre dos opiniones? Si el SEÑOR es Dios, ¡síganlo! Pero si Baal es el verdadero Dios, ¡entonces síganlo a él!». Sin embargo, la gente se mantenía en absoluto silencio.
Kadosh: ¿Hasta cuándo saltarán ustedes de un lado al otro?
Septuaginta: ¿Hasta cuándo vosotros cojearéis de ambas rodillas?

I. CLAUDICAR
Claudicar: Ceder, rendirse o renunciar, generalmente a causa de una presión externa. Dejar de mantener una convicción o una norma de conducta personal.
Titubear, saltar de un lado al otro, cojear, vacilar, es lo que el pueblo de Israel estaba haciendo en tiempos de Elías.
Como en los tiempos de Elías, hoy el pueblo de Dios está claudicando entre dos pensamientos.
Habían conocido a Dios, le habían servido, le adoraban, pero ahora, sin dejar del todo a Dios, comenzaron a adorar otros dioses.
El pueblo de Dios está claudicando, cediendo ante las presiones externas del mundo. Venimos a la Iglesia a adorar a Cristo pero claudicamos¸ cojeamos cuando no queremos abandonar nuestros pecados.
– Lucas 9:62 Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.
Claudicamos, cojeamos, vacilamos, cuando queremos poner nuestra mano en el arado, cuando queremos venir a adorar a Cristo, pero miramos hacia atrás, hacia nuestro Egipto como el pueblo de Israel, hacia nuestra Sodoma, como la mujer de Lot.

¿Hasta cuándo claudicaréis? Decía Elías al pueblo.

– Lucas 9:23-26 Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. 24 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará. 25 Pues ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo? 26 Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de éste se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria, y en la del Padre, y de los santos ángeles.
Claudicamos, cojeamos, titubeamos cuando queremos seguir a Cristo y adorarle pero no estamos dispuestos a tomar nuestra cruz. Claudicamos, vacilamos, cedemos, estamos perdiendo, cuando queremos salvar nuestra propia vida, cuando queremos ganar el mundo, el favor de la gente, nos estamos destruyendo a nosotros mismos.
¿Hasta cuándo claudicaréis?

– 1Jn 2:15-17 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Claudicamos, titubeamos, cojeamos en nuestra relación con Cristo cuando queremos adorarle pero al mismo tiempo amamos al mundo, a las cosas que hay en el mundo, las cosas que el mundo ofrece (NTV). Cuando nos encariñamos del mundo (La Palabra).

Claudicar, ceder, titubear, cojear, saltar de un lado al otro, sobre un pie y luego sobre el otro. ¿Hasta cuándo hermanos? ¿Hasta cuándo claudicaréis?

Claudicar no agrada a Dios. Claudicar es dejarse vencer por la pereza, por las presiones, por el mundo, su corriente, por el pecado. Claudicar es cojear, es no decidirse por Cristo. Usted dice que decidió seguir a Cristo, pero lo niega con sus hechos cuando decide no orar, no estudiar la Palabra, no congregarse.
Claudicar es ser Tibios como la Iglesia de Laodicea lo cual provoca el rechazo de Dios (Ap 3:17). Cristo le ama, y está a la puerta tocando esperando que usted se decida por abrir, pero se mantiene claudicando, indeciso, sin tomar ninguna decisión. Corriendo el riesgo de que Jesús un día deje de tocar la puerta.
Claudicar, es ceder ante el sueño, el desánimo o la indiferencia como les pasó a los discípulos mientras Jesús oraba en el Huerto de Getsemaní (Mt 26:40).
Claudicar es tomar la actitud de Pedro el cual quería seguir a Jesús pero al mismo tiempo calentarse en el fuego con quienes lo crucificaban (Mt 26:58).
¿Hasta cuándo claudicaremos hermanos?

Claudicar es querer la bendición de Dios pero también el plato de lentejas como le pasó a Esaú (Gn 25:34).

 Lucas 16:13 Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro.
Claudicar es querer servir a Cristo pero sin dejar de servir a otros señores.
Cuando quieres servir a Dios y al mundo, cuando quieres servir a Cristo y servirte a ti mismo, acabas aborreciendo a uno u a otro. La pregunta es ¿a quién acabarás aborreciendo? ¿Terminarás aborreciendo a Dios? ¿Vas a menospreciar a Cristo por tus propios deleites?
Juan 12:25 El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.

Claudicamos cuando el Evangelio de Cristo se nos presenta difícil o duro como ocurrió en Juan 6:35-58 cuando habló sobre la necesidad de comer su carne y beber su sangre.
Algunos comienzan a argumentar que la Palabra es dura, difícil de oír o soportar. Otros comienzan a claudicar volviendo atrás y dejando de andar con Jesús. Y es cuando escuchamos las palabras de Jesús (v. 67) ¿Queréis acaso iros también vosotros?
Claudicar es tomar la actitud de Sansón el cual fue llamado por Dios a la consagración, al apartarse del pecado y convertirse en un libertador pero claudicó, cedió ante las mujeres, los deleites y ante su propia voluntad, hasta que se dio cuenta de que Dios lo había abandonado (Jc 13 al 16).
¿Hasta cuándo claudicaréis? Preguntaba Elías.

Claudicar es Titubear, saltar de un lado al otro, cojear, pero cuidado porque Hebreos 12:12-17 dice: Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; 13 y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado. 14 Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. 15 Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados; 16 no sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura. 17 Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas.
Claudicamos cuando nuestro sentir se aleja al que hubo en Cristo como dice Filp 2:5.
– Cristo no se aferró al ser igual a Dios, pero nosotros nos aferramos a nuestros derechos por encima de la voluntad de Dios ¿No es eso claudicar?
– Cristo se despojó a sí mismo, pero nosotros no estamos dispuestos a invertir un poco de tiempo en oración, en el estudio de su Palabra, en servirle. ¿No es esto claudicar?
– Cristo tomó forma de siervo y nosotros titubeamos, claudicamos, cojeamos cuando hay necesidad de obreros ¿No es esto claudicar hermanos?
– Cristo se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte ¿Y tanto nos cuesta a nosotros comprometernos con Él, con su obra, su Iglesia? ¿No es esto claudicar? ¿Es esto tener el mismo sentir que hubo en Cristo?
¿Hasta cuándo claudicaréis? Preguntaba Elías.

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