FUNERAL CANCELADO

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Un funeral es una ceremonia de duelo que se realiza para despedir a una persona ya muerta. Todos hemos experimentado lo que se siente en un funeral, sobre todo cuando la persona fallecida es alguien cercano a nosotros. Humanamente hablando, no es un motivo de celebración sino de duelo, dolor y angustia.

Para los judíos existían tres fechas, aparte de las religiosas, que predominaban en la memoria de cualquier familia israelita: el día del nacimiento, el del matrimonio y el de la muerte.
Una muerte en una familia judía daba inicio a un ceremonial de luto muy complicado que constaba de tres etapas:

El luto por siete días (la Shivá): los siete primeros días inmediatamente después del entierro y sirve para ayudar a las personas enlutadas a enfrentar el fallecimiento acontecido.

– El luto por treinta días (Shloshim): Luego de la Shivá los enlutados ingresan en la etapa del shloshim. En este periodo, los dolientes retornan a sus actividades normales, aunque siguen privándose de algunas cosas en señal de respeto y dolor. No se pueden cortar el cabello, ni asistir a celebraciones de ningún tipo.

El luto por 12 meses (Avelut): Es el tercer periodo de luto, observado exclusivamente por la muerte del padre o de la madre. Se inicia a partir del shloshim y se extiende por doce meses hebreos, hasta el primer aniversario del fallecimiento (y no del entierro).

La Biblia registra algunos funerales o momentos de muerte:

– Lucas 7:12 Cuando Jesús llegó a la entrada de la aldea, salía una procesión fúnebre. El joven que había muerto era el único hijo de una viuda, y una gran multitud de la aldea la acompañaba.

– Mateo 9:23 Cuando Jesús llegó a la casa del oficial, vio a una ruidosa multitud y escuchó la música del funeral.

– Juan 11:33 Cuando Jesús la vio llorando y vio que los demás se lamentaban con ella, se enojó en su interior y se conmovió profundamente.

– Hch 9:39 Así que Pedro regresó con ellos y, tan pronto como llegó, lo llevaron al cuarto de la planta alta. El cuarto estaba lleno de viudas que lloraban y le mostraban a Pedro las túnicas y demás ropa que Dorcas les había hecho.

 En todos estos casos encontramos momentos de duelo, tristeza, dolor, música fúnebre, lloro y lamentos.

Los parientes más cercanos como padres, hijos, esposos o hermanos al recibir la noticia del fallecimiento del familiar, se rasgaban las vestiduras por la parte izquierda sobre la zona del corazón y usaban esas vestiduras durante los primeros siete días del duelo.

En ocasiones los familiares contrataban plañideras que eran mujeres contratadas para llorar y lamentar durante los siete días que duraba el funeral (Jer 9:17; Mt 9:23).

En medio de toda esta dedicación fúnebre de dolor, llanto y desconsuelo, encontramos en la Biblia a alguien que bien podría denominarse un Arruina Funerales.

Aguafiestas: Que estropea o interrumpe una diversión o un momento de alegría. Pero por lo contrario, Jesús era alguien que donde iba, estropeaba o interrumpía la tristeza, el dolor o los momentos de lamento.

Vamos a ver algunos Funerales en los que Jesús estuvo y como resultado, fueron cancelados, comenzaremos por el primero…

I. INTERRRUMPIÓ UN FUNERAL EN NAÍN

Lucas 7:11 Poco después, Jesús fue con sus discípulos a la aldea de Naín, y una multitud numerosa lo siguió.

Probablemente Jesús junto a la multitud que le seguía iban rebosantes de alegría, de gozo (entre otras cosas porque anteriormente había sanado al siervo de un centurión).

12) Cuando Jesús llegó a la entrada de la aldea, salía una procesión fúnebre. El joven que había muerto era el único hijo de una viuda, y una gran multitud de la aldea la acompañaba.

Esta multitud rebosante de alegría se encontró con otra multitud que lloraba y lamentaba, personas con ropas desgarradas, vestidas de cilicio. Una mujer que ya había perdido a su marido, ahora perdía a su único hijo. La aldea llamada Naín y que significaba deleitoso, estaba empañada por el duelo.

La celebración y el duelo se juntaron en el mismo camino. La Vida y la muerte.

13) Cuando el Señor la vio, su corazón rebosó de compasión. «No llores» —le dijo.

Jesús podía sentir el dolor de aquella mujer de tal manera que se compadeció. Lo normal era llorar e incluso contratar a personas que llorasen. De hecho, se consideraba una falta de respeto estar en un funeral y no llorar. Pero Jesús le dice: No llores.

14) Luego se acercó al ataúd y lo tocó y los que cargaban el ataúd se detuvieron. «Joven —dijo Jesús—, te digo, levántate».

No sería un ataúd, porque no se usaban entonces, sino una especie de espuerta suficientemente grande para llevar el cadáver a la tumba.

Lo increíble es que Jesús lo tocó. Con razón los que llevaban el ataúd se detuvieron ya que ningún judío en sus cabales tocaría el féretro o ataúd de un desconocido pues esto era motivo para volverse impuro durante siete días (Núm 19:11).

Lo que no sabían era que Jesús tenía el poder de cambiar lo impuro en puro, la enfermedad en sanidad y la muerte en vida.

Cuando Jesús, el Autor de la Vida, el Único Dios Todopoderoso, la Resurrección y la Vida tocó aquel féretro ocurrió lo inimaginable para algunos, pero lo que era de esperar.

15) ¡Entonces el joven muerto se incorporó y comenzó a hablar! Y Jesús lo regresó a su madre.

El joven muerto se incorporó y comenzó a hablar. Ya no estaba muerto porque los muertos no se incorporan ni hablan. La Vida se enfrentó a la muerte y la Vida venció. Jesús arruinó aquel funeral. El comentarista William Barclay dice: Fue un momento dramático, Jesús reclamó para sí al que la muerte había asido como su presa.

16) Un gran temor se apoderó de la multitud, y alababan a Dios diciendo: «Un profeta poderoso se ha levantado entre nosotros» y «Dios ha visitado hoy a su pueblo». Y las noticias acerca de Jesús corrieron por toda Judea y sus alrededores.

La multitud que iba lamentando y llorando se llenó de temor de Dios y cambiaron la tristeza por Alabanza.

 

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