JESÚS NO ES UN OKUPA

 

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Okupa y sus derivados procede de la palabra ocupación. La ocupación de viviendas abandonadas ha existido siempre, y en España conoció un gran auge durante los años 1960 y 70 como forma de dar salida a la gran demanda generada por la afluencia de población del campo a las ciudades. También, diversas concepciones políticas insisten e influyen en la toma de tierras, medios de producción y viviendas para la construcción de su ideario social.

La okupación surge a mediados de los 80 a imagen y semejanza de los squatters ingleses, tras varios titubeos con la denominación (pues no existía en castellano ninguna palabra para nombrar la ocupación con motivos subculturales de viviendas, edificios deshabitados y locales). La diferencia entre ocupar y okupar reside en el carácter político de esta última acción, en la que la toma de un edificio abandonado no es sólo un fin sino también un medio para denunciar las dificultades de acceso a una vivienda.

La palabra okupa y sus derivados han sido popularizados por la prensa de modo que es de uso corriente, tanto en la lengua coloquial como en los medios de comunicación, así como también en los diccionarios bilingües como equivalente español del inglés squat. Se utiliza tanto en castellano como en catalán, eusquera y gallego y otras lenguas ibéricas. Sin embargo, en su acepción popularizada por la prensa ha venido utilizándose para designar a cualquiera que se instale en una vivienda abandonada, tenga esta acción carácter político o no. El término okupa puede designar también el lugar okupado.

Apocalipsis 3:20 dice «He aquí, yo estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.»

Este y otros tantos versículos de la Biblia, nos enseñan que Jesús no es un okupa. Jesús no da ninguna patada a ninguna puerta ni tampoco entra en ningún lugar sin antes ser invitado.

Este texto de la Biblia dice que Jesús está a la puerta, al otro lado llamando, con educación, con insistencia, pero con respeto y paciencia. Jesús está esperando que la persona del otro lado de la puerta oiga la llamada, esos suaves golpes en la puerta. Jesús está esperando que la persona abra la puerta de manera voluntaria y le permita a Jesús entrar.

Si así fuera, si la persona abre la puerta, Jesús prometa entrar y quedarse.

De ninguna manera Jesús entrará a un corazón que no le invite, que no se sienta necesitado de su presencia.

Jesús está llamando a la puerta de muchos corazones y lo hace a través de su Palabra, la Biblia, a través de sus mensajeros los predicadores.  ¿Estás oyendo la llamada de Jesús? ¿Puedes verle al otro lado de la puerta? ¿Has oído como Jesús llama a la puerta de tu corazón? No entrará a menos que abras, que le invites, que reconozcas tu necesidad de Él. Entonces, cuando abras tu puerta, Jesús entrará, y tu vida no volverá a ser la misma.

¿A qué estás esperando para abrir?

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